Soy Mª Ángeles, la hija de Anita. Cuando me quedé embarazada de mi segundo hijo, el médico en una revisión me dijo que sería otro varón. Habíamos decidido el nombre que le íbamos a poner, y cuando se lo comentamos a mi madre, ella nos dijo que no se llamaría así. Siempre decía que no, que sería otro nombre, porque sería una niña.
Yo pensaba que no le gustaba el nombre, o que quería que se llamara como su padre, que había muerto unos años atrás y al que adoraba (el Cazador). Pero nada, insistía en que sería una niña.
Hasta el mismo momento en que salió de mí, no supimos que era una niña, porque el médico nos repetía una y otra vez que sería un niño. Fue una gran sorpresa para todos, y al final mi madre, una vez más, tuvo razón.
El nombre salió de mis labios casi sin pensarlo, por un recuerdo infantil de una serie que me gustaba mucho cuando era más pequeña.
Y mi madre, en la soledad de su cuarto, escribió esto para ella:
mi niña querida,
mi niña soñada
mi linda azucena
de dulce fragancia.
Laura,
que viniste al mundo
querida y amada.
En la madrugada
de un día de verano,
con tu llanto alegre
rompiste el silencio
y con tu mirada
buscaste el rostro
de tu madre amada;
y al mirar tu cara,
lágrimas de gozo pusiste
en los rostros
de esas dos personas
que esperaban juntos
tu feliz llegada.
Laura,
de dulce carita,
de piel sonrosada.
Que viniste al mundo
llena de esperanza".
Anita Serrano López. Málaga, 1988
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